La tensión se incrementa en Manoteras tras cada acto incendiario. La zona crítica se halla entre las calles Vélez Blanco, Vélez Rubio, Alicún y Chirivel; sin embargo, en la calle Somontín también ardieron cuatro coches a finales de octubre y las llamas alcanzaron a dos casas. Ya son trece los vehículos quemados aunque, según algunos vecinos, el número casi alcanza la veintena.

Todo comenzó en septiembre cuando en la calle Vélez Blanco ardía un Nissan Terrano verde cerca de los contenedores de vidrio y papel, los cuales habían sido quemados previamente en dos ocasiones. La policía descarta relación entre aquellos hechos del verano y el inicio de la quema de coches: “el modo de operar no es el mismo”. Al parecer, la quema de contenedores puede deberse a gamberradas de jóvenes y no al comportamiento psicótico de un pirómano.

La investigación

Según la Asociación Vecinal Manoteras, que se reunió con Juan Manuel González, jefe de la Unidad Integral del distrito de Hortaleza, desde septiembre la policía inició una investigación y seguimiento exhaustivo de los hechos en comunicación con la Policía Nacional, lo que ha llevado a dos sospechosos, pero faltan pruebas o poder detener al responsable de la quema en el momento en que cometa un nuevo delito.

Lo que sí tiene claro el pirómano es que se le está siguiendo. De hecho, con el primer coche quemado en diciembre cambió alguno de sus hábitos. Vigila a quienes le vigilan, pero estuvo a punto de ser atrapado en su última quema el lunes pasado a la altura del número 19 de la calle Alicún. “Se escapó por diez segundo” explicaba un vecino desde las redes sociales.

Patrullas ciudadanas, no; “visillo”, sí

La alarma vecinal ha llevado a que algunas personas de la zona hayan planteado poner en marcha patrullas de vigilancia. La policía agradece la colaboración “de visillo”, es decir, la de no intervenir pero llamar inmediatamente al número que han proporcionado (913824336), un teléfono directamente ligado con los agentes que llevan la investigación.

La existencia de patrullas ciudadanas es altamente peligrosa, especialmente para los vecinos que no están preparados para intervenir y pueden pagar con un precio demasiado alto el intento de detener a un supuesto pirómano. Por ello, están totalmente desaconsejadas.

El número de teléfono proporcionado por la policía tiene una finalidad de ayuda en la investigación pues permite que un aviso llegue con más prontitud a los agentes que están en el terreno y conocen el caso. Sin embargo, no es un teléfono para presentar quejas o bloquear la línea.

Coche quemado Manoteras

Conjeturas y más conjeturas

La discreción lógica con la que ha de ser llevada cualquier investigación lleva a que no pueda ser publicada toda la información y que, por consiguiente, surjan en el barrio de Manoteras hipótesis y conjeturas de todo tipo: desde grupos que actúan contra los vecinos tras la llegada del nuevo Ayuntamiento de Manuela Carmena hasta acciones de taxistas contra el intrusismo laboral o una pareja coordinada que llega al barrio en coche.

La crispación de algunos vecinos les lleva a decir que la situación en Manoteras habría sido resuelta prontamente si se hubiera tratado de otro tipo de barrio, olvidando que este tipo de situaciones, desgraciadamente, no es la primera vez que se producen (Fuenlabrada, 2010 y 2014; Navalcarnero, mayo de 2015, etc.)

Al tiempo, otros vecinos ven con preocupación el aumento del control policial en la zona con el consecuente incremento de identificaciones, especialmente de jóvenes que pueden responder al perfil de la persona buscada. Son reflexiones en un clima incómodo por la sensación de peligro latente que cerca una zona.

¿Y los damnificados?

El temor es común en esta zona de Manoteras colindante con Pinar de Chamartín. Sin embargo, como es lógico, los peor parados son los propietarios de los vehículos que fueron convertidos en bolas de fuego, los residentes de las casas afectadas por los incendios o los vecinos de Vélez Blanco a los que calcinaron los telefonillos.

Sin embargo, algunos casos son los más lacerantes. Se trata de personas cuyos ingresos son muy bajos y que dependían del coche para poder ir a trabajar a zonas donde no llega el transporte público o que el vehículo era su medio de vida, como el propietario del coche que ardió el 5 de diciembre, dedicado a la recogida de cartones.

Silencio y uso mediático

Hasta que Telemadrid dio la noticia la semana pasada, la prudencia informativa que sobre este asunto ha habido tiene que ver con la intención de no colaborar o seguir el juego del pirómano responsable de los incendios. Según nos informan en el Centro de Salud Mental de Hortaleza, la naturaleza de este tipo de parafilias tiene un punto narcisista que se ve reforzado si sus delitos adquieren notoriedad pública.

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