Llegó a Hortaleza en 2008: “Es un pueblo que me entusiasma. Y digo exprofeso lo de pueblo porque es uno de los pocos lugares de Madrid donde todavía se siente que hay un pueblo con identidad propia, un pueblo que cuida su pasado porque prepara su futuro; con mucho interés cultural, con una forma de ser y de actuar muy conmovedoras”. Nuria Azancot, una de las periodistas culturales más prestigiosas de España, reside a escasos metros de la iglesia de San Matías, el primer templo neomudéjar edificado en la provincia de Madrid, obra del arquitecto Repullés y Vargas, finalizado en 1879 gracias a la colaboración de la popular infanta La Chata, presente en su inauguración.

Seguramente no hay en el casco antiguo de Hortaleza nadie que lea más que Nuria Azancot. “Cuando compro libros en la librería Mar Negro, les digo que no es necesario que los envuelvan”, reflexiona divertida. En 1988 ingresó como redactora cultural en ABC, pronto con puesto en ABC Literario, y desde 1998 hasta la actualidad es redactora jefa de la revista El Cultural, suplemento en sucesivos diarios hasta que en 2022 fue relanzado como revista independiente. “Trabajo con el material más noble que existe, que son las palabras, y con el talento ajeno”, afirma. Ha entrevistado a centenares de escritores y escritoras de primera línea, como Vargas Llosa, Ernesto Sábato, José Hierro, Caballero Bonald, Almudena Grandes, Rosa Montero, Eduardo Mendoza, Belén Gopegui, Sara Mesa, Luis Landero, Muñoz Molina

“Tenemos más información que nunca, pero estamos peor informados que nunca, más despistados que nunca, y somos más manipulables que nunca”

Nuria no para de apoyar en X, antes Twitter, a la gente que empieza (“No se les puede exigir lo mismo que a los autores consagrados”) y a las actividades que tan generosamente se realizan en Hortaleza. Le preguntamos sobre su quehacer laboral: “Lo de hablar de periodismo cultural puede parecer una contradicción, porque el periodismo exige rapidez, con la obligación de ser muy selectivos, dada la enorme información que circula, y lo de cultural es cuestión de reposo, de lecturas, de trabajo meditado, pero hay que intentar sintetizar ambas corrientes pensando en los lectores”. Nuria advierte de las dificultades actuales de su oficio: “Tenemos más información que nunca, pero estamos peor informados que nunca, más despistados que nunca, y somos más manipulables que nunca”.

Las raíces de Nuria Azancot se pierden en la lejanía, como las del distrito donde vive: Canillas es citado por primera vez, que sepamos, en un pergamino de 1252 y Hortaleza, en otro de 1361, cuando ambos eran aldeas. Los orígenes familiares de Nuria se remontan a la expulsión de los judíos en 1492, con sus ancestros teniendo que marcharse a África; se detienen en la primera guerra española en aquel continente, con el general O’Donnell trayéndose a España a David Azancot, hijo de un rabino, y concluyen, en cuanto a hitos principales, en Sevilla, donde su padre, Leopoldo Azancot, comenzó su andadura como periodista, crítico literario y escritor, con la novela La novia judía (1977) abriéndole camino: “Mi padre me influyó por lo que supone vivir en una casa con una biblioteca maravillosa, donde siempre estaban entrando novedades. Era imposible que no me interesara la lectura”.

Nuria Azancot

Juan Jiménez Mancha, director de la biblioteca Huerta de la Salud, y la periodista Nuria Azancot en la terraza de Los Arcos. SANDRA BLANCO

Nuria se licenció en Periodismo y pronto unió su destino al de Blanca Berasategui, una institución en la prensa española, Premio Nacional de Periodismo Cultural en 2017, con la que trabajó durante más de 30 años, y sobre la que se deshace en elogios: “Blanca es una periodista asombrosa, muy trabajadora, de una absoluta libertad, que nos ha marcado en ser generosos con todo el mundo, sin importar ideologías, una mujer que siempre ha abierto las páginas a la creación más joven, que ha ayudado a multitud de escritores y artistas. Es una suerte haber podido trabajar con ella”. Le preguntamos por la crítica de arte Elena Vozmediano, colaboradora de El Cultural, que vive cerca del palacete de Villa Rosa con su pareja el artista Miguel Ángel Blanco: “Elena es uno de los privilegios que tiene la revista. Posee una formación impresionante, y uno de los blogs de arte más leídos en España. Está tan preparada que no teme meterse en los asuntos más espinosos”.

“El lavadero te habla de una vida dura de las mujeres, pero también nos habla de convivencia, de solidaridad, de lo que ahora llamamos 'sororidad'”

Vuelven los ecos del viejo pueblo de Hortaleza a la mesa de Casa Florencio, donde Nuria toma un café. A la periodista le parecen esenciales los esfuerzos que comparte el vecindario por poner en valor sitios como el Silo y el lavadero, construidos antes de la guerra civil, únicos en Madrid: “Cuando subes la empinada cuesta que conduce hasta este lugar y recuerdas las historias que has leído en el periódico de Hortaleza, te das cuenta de lo que era la vida aquí. El lavadero te habla de una vida dura de las mujeres, pero también nos habla de convivencia, de solidaridad, de lo que ahora llamamos sororidad, y también de lo que era el Hola de aquellos tiempos, donde se cruzaban los cotilleos, las noticias, los avisos”.

Nuria Azancot apunta que el próximo año (2025) será el centenario del nacimiento de Carmen Martín Gaite. La escritora salmantina vino al mundo el 8 de diciembre de 1925. Sin duda –coincidimos– la autora se merece el mejor de los homenajes, por su obra y por su vida.

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