– ¿Te han obligado a hacerte transexual?

– No, papá.

– ¿Drogas gratis en clase?

– Se les habían terminado.

– ¿Te obligan a renegar de tu fe cristiana?

– Esta semana no tocaba, papá.

El pater familias respiró algo más tranquilo mientras apartaba la cortina para asomarse, temeroso, por la ventana. Afortunadamente ningún mena acechaba para okupar su casa (suya, de su propiedad, ojo). Dio gracias a Dios, un beso en la frente a su heredero y salió, desconfiado, con los avíos para comprar el pan. Con su fino instinto, después de otear a babor y estribor en el portal, tampoco pudo identificar a ningún terrorista de la ETA preparando un atentado en el barrio. Algo estarían tramando.

Sorpresivamente, cual astuto raposo, cruzó la calle y se precipitó en el colegio electoral. Había despistado a los esbirros del Coletas con su magistral subterfugio de la bolsa del pan. Su misión era sagrada: tenía que votar al PP (los de Vox son demasiado audaces) para evitar el fin de la civilización. Sacó las papeletas, les dio un beso también a ellas, las metió en sendos sobres y vigiló para que nadie hiciera prestidigitación con sus votos antes de que entraran en la urna y terminara subiéndose los impuestos a sí mismo.

Después de tal acción salvífica, se encerró en casa a esperar lo que dijeran la Cope y Telemadrid por si tuviera que alistarse al requeté. A las 10 de la noche supo que en Hortaleza, a Perro Sánxe, prácticamente no lo había votado ni Txapote. Casi había menos votantes de izquierdas en Hortaleza que médicos en los centros de salud, esos ateneos libertarios encubiertos. España, de momento, no se extinguía.

El 23 de julio, en pleno verano, toca votar de nuevo. Que no nos pongan otra vez 'Verano Azul', por favor, que ya nos la sabemos

Lo malo es que todo lo anterior parece la reconstrucción verosímil de lo que pasó en la cabeza de más de la mitad de los votantes hortalinos el 28-M. No se recuerda mucha propuesta del PP para las elecciones, ya ni se molestan en prometer estaciones de Metro. Ahora, visto desde el espacio, Hortaleza, Madrid, y aún más allá, es ese punto azul que decían los astronautas que se ve orbitando la Tierra. Azuloscurocasinegro.

Cuando éramos pequeños pusieron una serie que nos marcó a todos, Verano azul. Qué emoción con Pancho y Javi, con Desi y Bea, con el Piraña y Tito. Cuántos llantos con [ALERTA ESPÓILER] la muerte de Chanquete.

Lo malo es que le cogieron gusto y repitieron la serie unas 500 veces. Cada verano era azul. Y venga de cantar lo del barco de Chanquete. Y venga la del final del verano. Y un año, y otro año. Al final, hasta Verano Azul cansa. El 23 de julio, en pleno verano, toca votar de nuevo. Que no nos pongan otra vez Verano Azul, por favor, que ya nos la sabemos.

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