Si la pandemia ya había dejado los centros deportivos municipales a medio gas con las restricciones de aforo, la borrasca Filomena ha causado daños aún incalculables en el Luis Aragonés: entre otros destrozos, el edificio que alberga el gimnasio y los vestuarios de la piscina de verano está precintado por riesgo de derrumbe, a la espera del dictamen del Área de Obras del Ayuntamiento. Las pistas de pádel también están inutilizadas, al derrumbarse la cubierta, todo por el peso de la nieve.

Tal como confirma el director deportivo del distrito, Javier Fernández Gandoy, el edificio está cerrado para evitar accidentes: “Cuando llegamos tras la nevada vimos las paredes combadas, no sabemos si habrá que tirarlo parcial o totalmente”. Los técnicos del Área de Obras y Equipamientos que vinieron a inspeccionarlo ordenaron precintarlo inmediatamente, y así está desde mediados de enero, no habiéndose podido retomar la actividad deportiva.

Desde el Área de Obras y Equipamientos que dirige la concejala Paloma García Romero confirmaron que los arquitectos, tras una primera inspección, han detectado daños en “los petos y albardillas” de la cubierta, pero están realizando un informe para estudiar “con mayor profundidad” si hay otros daños ocultos. En cualquier caso, confirman, “se acometerán las obras que sean necesarias”, con cargo al área.

Además de los desperfectos en el Luis Aragonés, las obras en las piscinas del polideportivo de Hortaleza van con retraso: "Nos podemos encontrar sin piscinas este verano"

Pero lo que más preocupa a Fernández Gandoy es la temporada estival: sin este edificio, que da servicio a las instalaciones de verano del Luis Aragonés, las más utilizadas del distrito -ha llegado a acoger más de 200.000 bañistas en sus mejores temporadas-, no se podrá abrir el 15 de mayo. Teniendo en cuenta que las obras del vaso de la piscina de Hortaleza, en la carretera de la Estación, también llevan retraso, “nos podemos encontrar sin piscinas este verano”.

Caben dos posibilidades: “o pueden arreglarlo parcialmente, o hay que tirarlo entero, y en ese caso, la obra tardaría más de un año”, lamenta el responsable de las instalaciones, que reconoce que el panorama es “desolador”, y significaría la pérdida de la temporada.

CLASES REUBICADAS O SUSPENDIDAS

Mientras, dentro del gimnasio se ha quedado el tatami, lo que impide seguir dando clases de judo aunque sea en otro lugar a un centenar de alumnos, así como las máquinas de la sala de musculación, que se habían renovado este otoño. “Ahí están, cogiendo polvo”, señala el responsable deportivo. El resto de actividades dirigidas -gimnasia de mantenimiento, aerobic, pilates- se retoman el 1 de marzo con grupos reducidos y en espacios al aire libre, como venían haciendo desde septiembre para evitar contagios. Mientras, el Ayuntamiento había suspendido el pago de las cuotas a los usuarios.

La escuela de fútbol, que utilizaba el campo grande de hierba artificial, también se ha tenido que reubicar en las pistas de fútbol 7 de arriba, para evitar cualquier accidente con el edificio que amenaza ruina. Afortunadamente, el edificio que alberga la piscina cubierta ha salido indemne, y las clases de natación no se han visto afectadas.

1,8 MILLONES EN DAÑOS

En el pleno de la Junta de Hortaleza de febrero, en respuesta a una pregunta de Más Madrid, el concejal presidente, Alberto Serrano, cifró en más de 1,8 millones de euros los daños causados por Filomena sólo en equipamientos deportivos. La cubierta de las pistas de pádel del Luis Aragonés costó 282.000 euros, valoró el edil, y el centro deportivo Hortaleza tiene daños por otros 300.000 euros, también en las pistas de pádel, aunque en este caso ya están funcionando tres de las cuatro con que cuenta. Las cubiertas de canchas de Machupichu o Villa de Pons, que también han sucumbido a la nieve, costaron hace menos de dos años más de un millón de euros.

Precisamente Más Madrid se interesó por las intenciones de la Junta con la reposición de estas cubiertas, instaladas en el mandato de Ahora Madrid, que permitían hacer deporte “todo el año”, pero Serrano no fue claro: es posible que su hundimiento se debiera a un “mal diseño” -estaban pensadas para proteger de la lluvia y el sol- por lo que no pudo asegurar que se repongan, o al menos, con el mismo formato.

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